Sensacional crónica de nuestra Personal Trainer en la Transvulcania 2012:
Yo, Mónica Camacho Fernández, me siento profundamente orgullosa de estos 3 zumbaos.
Lo cual, no quita, nimuchomenos, que no hubiera momentos en estos 3 días
en que no los hubiera despeñado por algún acantilado de la isla. Mi
complejo de perro ovejero, natural a mi idiosincrasia, se vio
multiplicado por mil: "tienes que cuidarlos, mantenerlos juntos y
morderles el zancajo (el talón de Aquiles para los no extremeños) si
alguno se despista".
Tuve que luchar con la naturaleza interplanetaria de
Celso, el monserguismo ultra pesimista de Diesel y la natural tendencia
de Alberto a comer-tweetear-hablar-fotografiar-beber-reír-callar todo
al mismo tiempo. CHICOS! AQUÍ! YA! Estamos en la Palma:
"A-laaaa! y todo
éso hay que hacerlo mañana?"
"cómo mola tíos (Celso speaking)" "yo me
vuelvo a casa (Diesel)" "¿Sí? Hola Jen, te acabo de colgar el perfil 3D de
la carrera en FB (Alberto)..."
Consigo meterlos en el coche que acabo de alquilar, llevarlos al hotel
que reservé y nos dan las habitaciones VIP, las de los que van a morir
te saludan, las de la ultima voluntad o,qué quiere cenar antes de
sentarle en Old Sparky. Flipan y ríen (incautos, pienso yo)
Les llevo al
restaurante que llevo pensado de casa pero dejo que coman solitos. Diesel se achucha una birra y es otro, hasta se congratula de estar allí
(que dure...), venciendo el sopor horrible, subimos al coche a cruzar
la isla a por los dorsales, y allí reviven, la adrenalina y la
testosterona alcanzan un perímetro de varios kilómetros, ven el arco de
meta con el reloj en countdown y les brillan los ojos, quieren fotos,
piensan que a lo mejor mañana ni lo cruzan. ¡Dios! ¡el photocall! más
fotos, ¡mira! Kilian (fotos).
Nos queda mucho por preparar así que a
morder pantorrilas y llevarlos a la fila de los dorsales: ¿y esto qué es?
¿esto para que sirve? mi taza está rota... ¿me haces una foto con la
bolsa? claro bonito...VENGA!! a subirlos al coche que mañana el madrugón
será satánico.
De regreso al hotel, paramos a hacer un poco de compra, el caos asoma la
patita, pero consigo reunirles frente al mostrador de la
charcutería...la vida me tiene preparado un quiebro: la dependienta se
enrolla más que un jubilado en una obra con todos y cada uno de los
clientes que nos preceden, eso unido al ritmo insular (creo que hay
tesis doctorales que hablan de este fenómeno) hace mella en la moral del
equipo: "se me cargan las piernas...me hago pis....¿queda mucho?...
jó...¿qué hago aquí? aquí no va el FB... madre mía, señora, ¡que se va a
cargar el entrenamiento de todo un año! ¡acelere!"
Ya tenemos la compra...al hotel volando! ahora a prepararse todo lo de
mañana. les dejo a su bola y me dedico a estudiar el mapa de la isla
para poder seguirles lo mejor posible...¡JO-DER!! voy a hacer más
kilómetros que Kunfú..pero claro, tampoco es plan de hacer semejante
observación delante de ellos (nosésimentendeis).
El plan es: les llevo a
la salida, me vengo al hotel a dormir un par de horas, subo al Roque de
los Muchachos y bajo a los Llanos de Aridane.
Pues ale, a cenar y a dormir...
¡Las putas 3 de la mañana! pero que coj...venga va, que no decaiga la
cosa..les veo despiertísimos, con el corazón acelerado y los movimientos
torpes, engullendo piña sus caras son un poema, pero yo les quiero
infinito porque de ahí para delante, van a sufrir...se ajustan las
mochilas y al coche.
Llegamos a Fuencaliente y allí ya hay cientos de zombis con mochila
técnica, bastones y frontal (la santa compaña pienso). Hace un viento
que flipas y Diesel tirita de frío y acojone a partes iguales, le pongo
el cortavientos y le abrazo, "venga Diesel, que en nada y menos sale el
sol y te calienta" (nota mental: cuidado con lo que se desea, hay que
especificar grados cuando se desea calor).
Se animan con otro chute de
adrenalina y allí les dejo porque me echan, la salida está próxima. subo
un repecho y espero verles pasar. sólo veo luces, sin cara, se acaban
las luces..se acaba la gente.
Vuelvo al hotel y duermo un poco, sobresaltada, pensando en ellos, en su
subir y subir. Cojo el coche y al roque, llego a tiempo de ver a
Kilian pasar, le animo a voces y al siguiente y al siguiente y así a no
menos de 300 corredores, algunos me lo agradecen, otros me sonríen
otros bromean, me echan piropos, otros no me entienden. Me siento
orgullosa de poder hacer algo por ellos y ellas. En mi experiencia, unas
palabras de aliento en ciertas circunstancias te dan la vida. otros,
como niños perdidos me echan los brazos y yo les abrazo: estoy sudado,
¿de qué? jijiji sieskemeparto.
De andar subiendo y bajando collados soy
la persona que sale en más fotos de transvulcania, en las cuales,
estudiadas con detenimiento, se puede observar la progresión de mi
achicharre de brazos, gemelos, cepa de las orejas y pescuezo.
Y POR FIN SUCEDE... Del fondo de un collado música celestial: "¡¿qué pasa
chikitina?!" Mi pequeño lo ha conseguido, ha llegado hasta el Roque,
hasta mi. Corro como una loca a abrazarle y a besarle. "¿Cómo estás?,
- Bueno, cansadete" grande este Celso.
Le doy un concentrado de consejos
que me saco de yoquésédonde porque no tengo ni idea de aconsejar gente
en pleno deslome y un concentrado de amor que surte efecto: "ya lo tienes
hecho, cariño" - "lo sé". Y con estas 2 palabras me deja tranquila, sé
que va a cruzar la meta.
Al poco aparece el corredor más fashion, menos sucio y más maqueao de
todos, Diesel, que sprinta al verme y me hace reír. Está físicamente y
sicológicamente entero; enterísimo. También sabe que ya lo ha
conseguido.Está de subidón. Me lo como a besos y le mando seguir.
Y aquí llega el punto más negro de mi crónica: por motivos logísticos
(había que sacar los coches de la zona del observatorio astrofísico), no
pude ver pasar a Alberto, lo cual aún me entristece infinito. LO
SIENTO PRESI, DE VERDAD.
Cojo el coche hacia los LLanos, allí me planto en meta a ver pasar gente
y de paso me aprieto un plato de paella cortesía de la organización. Tras largo rato AHÍ ESTA es Celso, feliz, sonriendo, sintiéndose
triunfador, levantando los brazos, casi llorando...CLICK! el círculo se
cierra, proyecto vital conseguido, ha cruzado la meta de día, su máxima
ilusión.
Le sigo por las vallas, le grito, ni siquiera me oye, tal es su
felicidad, lo inunda entero. Por fin me ve...qué orgullosa me siento. Da unos cuantos traspiés, se atolondra. se quita las zapatillas, se
lava, se ríe, pasa media hora así, con la adrenalina a tope, el tiempo
se ha detenido para él en ésa algarabía. "¡Disfruta pequeño, te lo has
ganado!"
Cuando baja a la tierra le llevo a comer y a descansar lejos del
tumulto, "no te muevas que voy a vigilar si llega Diesel" - "Descuida, que
de aquí no me meneo..."
Pero necesita moverse porque los tirones asoman la patita, así que
desandamos camino para encontrar a Diesel, por fin aparece. Pletórico,
triunfal y muy entero, el otro Diesel, el que por lo bajini confiesa
sentirse orgulloso de sí mismo, el que sabe que la ilusión te da alas,
el que cruza los arcos de meta.
Ya sólo nos queda Alber, que aparece al poco, sprinta como un demonio
por la alfombra roja de llegada a meta, va grabándolo todo,
entrevistándose a sí mismo, a los organizadores, a mí, a todos. Está
feliz, los ojos húmedos y la sonrisa imposible de borrar. Sin respiro
llama a su adorada Jennifer y le cuenta la gesta, love is in the air...
¿Sentí envidia de ellos? pues la verdad... es que me forcé a ello, pero sin
éxito, porque esta prueba no está, de momento, a mi alcance. Así de
sencillo. Lo que me llegó al alma fue que muchos de los que habían sido
victimas de mis gritos de ánimo, me reconocieron en la llegada y me lo
agradecieron. "Quid pro quo, monik"
Ahora toca acopio extra de paciencia. ellos están exhaustos, y aunque
sus cerebros emulan al de una persona normal, coordinan lo justo, y se
mueven despacio, me necesitan (es lo que me gusta pensar). Los reúno
varías veces y otras tantas se dispersan, me dan ganas de atarlos entre
sí. Al final consigo llevarlos al hotel. Nos duchamos, reímos,
recordamos, volvemos a recordar, cenamos y a descansar.
Al día siguiente bañitos en la pisci y relax absoluto. Quick brunch y al
aeropuerto, escenario dantesco de pies ampollosos, nucas achicharradas,
brazos con raspones, y éso si, todos uniformados con su camiseta
FINISHER de la transvulcania, tan ansiada, que tan bien sienta al cuerpo
y al alma.
Lo dicho, orgullosa de mi equipo, de su gesta y de haber soportado mis
mangoneces y autoridad.
OS QUIERO Y...LO VOLVERIA A HACER!!!
Nota del Editor (RunnerChef): Una Jefa de Equipo nunca descansa.
Foto tomada en el Aeropuerto de La Palma de vuelta a casa.
©Mónika
17 mayo 2012
Mónika... bien sabes que soy de párrafo largo pero, en esta ocasión me dejas sin letras.
ResponderEliminarSólo me sale escribir SU-BLI-ME una y otra vez en cada lugar que publico el enlace de ésta crónica o la comenta alguien.
En lo que respecta a servidor... 83 mil 300 millones de gracias aún se me antojan pocos.... habrá que ir, algún día... en busca de los 100 mil millones ;-))
ADMIRABLE tu labor, estoy convencido de que pocas personas serían capaces de hacer lo que tu has hecho por estos tres "Jinetes del viento". En mi opinión, humilde (por supuesto), gente como se ve en el mundillo RUNNER no se ve en ningún lado. GRACIAS!!!
ResponderEliminarALBERTO "J".
Otra impresionante crónica de vuestra aventura. El maravilloso toque de orden.
ResponderEliminarApuntadme ya al taller literario de Runners, porque el nivel de crónicas es elevadísimo.
Cada vez que leo una crónica de estas gestas me emociono y me entran ganas de llorar.
ResponderEliminarY esta no iba a ser menos.
Sois CUATRO campeon@s como la copa de un castaño (lo del pino ya está demasiado manido)
Excepcional crónica para la no menos excepcional gesta de esos tres zunmbaos.
ResponderEliminarSalu2