21 octubre 2012
By Jorge 'Ex-Novato' Gómez
Llegamos a la Plaza Mayor de La Bañeza pasadas las 9:00.
He venido con Bego, Clara y Paula, en familia. Por primera vez en mucho tiempo no encontraré a ningún compañero en la línea de salida. En 5 minutos recogemos el dorsal con chip y la estupenda ‘caja’ del corredor. Botella de vino, alubias con setas, lentejas… Por 10 €, que es el coste de inscripción, creo que es difícilmente superable. Desde luego no echo de menos que me den una camiseta.
Caliento un poco, estiro y cuando se acerca ya el momento de salir me meto entre los corredores que allí esperan. Después de casi un año vuelvo a estar en la salida de un medio maratón de asfalto. En aquel éramos 34.000 personas, hoy poco más de 200. En la Behobia pasamos calor y eso parece descartado aquí. Pero hoy no quiero mirar atrás, ni recordar los problemas en mi pie izquierdo que aparecieron precisamente en San Sebastián y han resultado más pertinaces que la sequía de Franco. Hoy prefiero mirar adelante. De momento durante los próximos 21 kilómetros que estoy a punto de compartir con estos doscientos y pico runners que ahora no paran de botar para evitar quedarse fríos (estamos a 8º C) Y un poco más adelante, al 18 de noviembre. De hecho este MM es parte de la preparación que sigo desde principios de agosto para completar mi primer maratón ese día en Valencia. Y el plan dice que hoy debo rodar entre 5:20 y 5:30. A por ello.
5, 4, 3, 2, 1… ¡¡¡VAMOS!!!
La carrera empieza con un bucle de 3 km. por las calles del pueblo. El perfil aquí es completamente llano. En realidad será así prácticamente todo el recorrido.
Salgo en la mitad del grupo que arranca bastante rapidillo. El día está fresquete y apetece correr. Ninguna aglomeración, nadie que se cruza en tu camino, nadie que te clava un codo en las costillas. Mola. En el kilómetro 2 me doy cuenta de que voy en un grupo de amigos y que me siento cómodo entre ellos, aunque el ritmo parece demasiado vivo.
Cuando pasamos por el kilómetro 3 echo un vistazo al pulsómtero y veo que lo hemos hecho en 4:47. Supongo que los dos anteriores habrán sido parecidos. ¿Y ahora qué? ¿Cómo me pongo a correr ahora a 5:20? ¿O cambio el plan y sigo a ritmo bañezano a ver qué pasa?
Mientras pienso en esto sigo con el grupo y llega el 4º kilómetro: 4:40. Ya tengo respuesta. Saliendo del pueblo comienza un repecho que arranca en el 4,5, se endurece en el 6 y termina en el 8, cuando llega a Ribas de la Valduerna. Aprovecho para comentaros que la carretera por la que vamos NO está cerrada al tráfico. Nosotros corremos por la izquierda y los escasos coches que circulan en dirección contraria van por el otro carril y negocian su paso con los coches que se encuentran de frente. Suena caótico, me recuerda la crónica del maratón de Marrakech de Carlos Utrilla, pero aquí es más bien anecdótico.
Poco después del kilómetro 10, la carrera deja la carretera por la que hemos venido desde La Bañeza y se dirige hacia Redelga de la Valduerna. Aquí el recorrido es llano o en ligero descenso. 2º avituallamiento y un poco más de animación que en Ribas, aunque tampoco es para volverse locos, francamente. En los 2 avituallamientos me descuelgo ligeramente del grupo, pero no me cuesta demasiado reintegrarme. Esta nueva carretera es más pequeña y revirada que la primera. Muy cerca de Palacios de la Valduerna, la carrera gira a la derecha y se dirige de nuevo hacia Ribas.
Por aquí empezamos a adelantar a bastantes grupos de andarines. Se trata de otra modalidad, no competitiva, que comparte gran parte del trazado con la Media Maratón y que habían salido de La Bañeza una hora antes sin hacer el bucle de 3 kilómetros. Uno de estos andarines, Manuel, 44 años, minero jubilado del Bierzo, murió poco después, en el kilómetro 15, de un infarto. Nosotros nos enteramos al llegar a meta. D.E.P.
Es justo aquí donde encontramos el último repecho que termina cuando enlazamos de nuevo la carretera por la que hemos venido desde La Bañeza y que ahora recorremos en sentido inverso. Hasta la meta todo será bajada y llano. Si hasta aquí he sido capaz de aguantar el ritmo de estos chicos, ya no tiene ningún sentido no hacerlo hasta el final. O eso creía. En el 18, cuando pasamos por debajo de la autovía, con el humo blanco de la fábrica de azúcar que nos ha servido de referencia de la llegada todo el tiempo ya muy cerca, el personal bañezano termina de animarse y aplican un ritmo que sé que no debo seguir. Yo aumento un poco el mío y ruedo esos últimos kilómetros entre 4:30 y 4:40. Cuando veo la meta esprinto a saco para lucirme ante mis chicas. Miro a izquierda y derecha pero no las veo por ningún lado. Mientras yo estaba corriendo, habían ido a ver un museo etnográfico sobre la fabricación de harina y la historia del pueblo. Cuando veo el tiempo en el cronómetro de meta se me termina de dibujar la sonrisa que ya traía puesta. 1:40:11 tiempo oficial.
Me dan otra bolsa con aquarius, agua, un bollo y algo de merchandising local. En la plaza hay una tienda de campaña de Cruz Roja con fisios y sin colas de espera. Aquí cometo el segundo error del día. Como no me duele nada y estoy más feliz que el copón, ni se me ocurre entrar. Estiro y estiro hasta que aparecen las chicas.
Nos quedamos a la entrega de trofeos y al sorteo posterior de jamones y chorizos del lugar. Es en este momento cuando nos enteramos de la muerte de Manuel y guardamos un minuto de silencio emocionados. En el sorteo no hay suerte, pero creo que somos menos los que quedamos sin premio que los que mejoran su bolsa del corredor. De todos modos nosotros hicimos acopio de viandas locales en el mercado del sábado (muy recomendable)
Escribo esta crónica una semana después. El jueves pasado tuve que acortar mi entreno por molestias en la cintilla iliotibial derecha. El viernes descansé y fui al fisio por la tarde. Ayer descansé y hoy he hecho una tapia con Dani y Jose (Gacela de Pueblo Nuevo) muy suavecito. He parado a estirar la cintilla 3 veces y he hecho la segunda mitad del entreno con muchas molestias. En el Urogallo me he puesto hielo 12’ en cada pierna mientras Jose y Dani intentaban darme ánimos y tranquilizarme. Estoy preocupado, pero sobre todo estoy cabreado. Llevaba 11 semanas preparando concienzudamente mi primer maratón, me sentía genial y ahora tengo la sensación de que puedo haberla cagado por meterme esa caña en La Bañeza. O tal vez por haber metido más kilómetros de los que podía asimilar. O por… ¡yo qué sé! Quedan 3 semanas para Valencia.
La primera aún es de carga, con 72K. De momento volveré a ponerme hielo esta tarde otros 10-12’ por pierna en 2 sesiones. Descansaré un par de días y saldré el miércoles a rodar muy suavecito 10 ó 12 kilómetros e iremos viendo. Continuará...
©JorgeGómez
He venido con Bego, Clara y Paula, en familia. Por primera vez en mucho tiempo no encontraré a ningún compañero en la línea de salida. En 5 minutos recogemos el dorsal con chip y la estupenda ‘caja’ del corredor. Botella de vino, alubias con setas, lentejas… Por 10 €, que es el coste de inscripción, creo que es difícilmente superable. Desde luego no echo de menos que me den una camiseta.
Caliento un poco, estiro y cuando se acerca ya el momento de salir me meto entre los corredores que allí esperan. Después de casi un año vuelvo a estar en la salida de un medio maratón de asfalto. En aquel éramos 34.000 personas, hoy poco más de 200. En la Behobia pasamos calor y eso parece descartado aquí. Pero hoy no quiero mirar atrás, ni recordar los problemas en mi pie izquierdo que aparecieron precisamente en San Sebastián y han resultado más pertinaces que la sequía de Franco. Hoy prefiero mirar adelante. De momento durante los próximos 21 kilómetros que estoy a punto de compartir con estos doscientos y pico runners que ahora no paran de botar para evitar quedarse fríos (estamos a 8º C) Y un poco más adelante, al 18 de noviembre. De hecho este MM es parte de la preparación que sigo desde principios de agosto para completar mi primer maratón ese día en Valencia. Y el plan dice que hoy debo rodar entre 5:20 y 5:30. A por ello.
La carrera empieza con un bucle de 3 km. por las calles del pueblo. El perfil aquí es completamente llano. En realidad será así prácticamente todo el recorrido.
Salgo en la mitad del grupo que arranca bastante rapidillo. El día está fresquete y apetece correr. Ninguna aglomeración, nadie que se cruza en tu camino, nadie que te clava un codo en las costillas. Mola. En el kilómetro 2 me doy cuenta de que voy en un grupo de amigos y que me siento cómodo entre ellos, aunque el ritmo parece demasiado vivo.
Cuando pasamos por el kilómetro 3 echo un vistazo al pulsómtero y veo que lo hemos hecho en 4:47. Supongo que los dos anteriores habrán sido parecidos. ¿Y ahora qué? ¿Cómo me pongo a correr ahora a 5:20? ¿O cambio el plan y sigo a ritmo bañezano a ver qué pasa?
Mientras pienso en esto sigo con el grupo y llega el 4º kilómetro: 4:40. Ya tengo respuesta. Saliendo del pueblo comienza un repecho que arranca en el 4,5, se endurece en el 6 y termina en el 8, cuando llega a Ribas de la Valduerna. Aprovecho para comentaros que la carretera por la que vamos NO está cerrada al tráfico. Nosotros corremos por la izquierda y los escasos coches que circulan en dirección contraria van por el otro carril y negocian su paso con los coches que se encuentran de frente. Suena caótico, me recuerda la crónica del maratón de Marrakech de Carlos Utrilla, pero aquí es más bien anecdótico.
Poco después del kilómetro 10, la carrera deja la carretera por la que hemos venido desde La Bañeza y se dirige hacia Redelga de la Valduerna. Aquí el recorrido es llano o en ligero descenso. 2º avituallamiento y un poco más de animación que en Ribas, aunque tampoco es para volverse locos, francamente. En los 2 avituallamientos me descuelgo ligeramente del grupo, pero no me cuesta demasiado reintegrarme. Esta nueva carretera es más pequeña y revirada que la primera. Muy cerca de Palacios de la Valduerna, la carrera gira a la derecha y se dirige de nuevo hacia Ribas.
Por aquí empezamos a adelantar a bastantes grupos de andarines. Se trata de otra modalidad, no competitiva, que comparte gran parte del trazado con la Media Maratón y que habían salido de La Bañeza una hora antes sin hacer el bucle de 3 kilómetros. Uno de estos andarines, Manuel, 44 años, minero jubilado del Bierzo, murió poco después, en el kilómetro 15, de un infarto. Nosotros nos enteramos al llegar a meta. D.E.P.
Es justo aquí donde encontramos el último repecho que termina cuando enlazamos de nuevo la carretera por la que hemos venido desde La Bañeza y que ahora recorremos en sentido inverso. Hasta la meta todo será bajada y llano. Si hasta aquí he sido capaz de aguantar el ritmo de estos chicos, ya no tiene ningún sentido no hacerlo hasta el final. O eso creía. En el 18, cuando pasamos por debajo de la autovía, con el humo blanco de la fábrica de azúcar que nos ha servido de referencia de la llegada todo el tiempo ya muy cerca, el personal bañezano termina de animarse y aplican un ritmo que sé que no debo seguir. Yo aumento un poco el mío y ruedo esos últimos kilómetros entre 4:30 y 4:40. Cuando veo la meta esprinto a saco para lucirme ante mis chicas. Miro a izquierda y derecha pero no las veo por ningún lado. Mientras yo estaba corriendo, habían ido a ver un museo etnográfico sobre la fabricación de harina y la historia del pueblo. Cuando veo el tiempo en el cronómetro de meta se me termina de dibujar la sonrisa que ya traía puesta. 1:40:11 tiempo oficial.
Me dan otra bolsa con aquarius, agua, un bollo y algo de merchandising local. En la plaza hay una tienda de campaña de Cruz Roja con fisios y sin colas de espera. Aquí cometo el segundo error del día. Como no me duele nada y estoy más feliz que el copón, ni se me ocurre entrar. Estiro y estiro hasta que aparecen las chicas.
Nos quedamos a la entrega de trofeos y al sorteo posterior de jamones y chorizos del lugar. Es en este momento cuando nos enteramos de la muerte de Manuel y guardamos un minuto de silencio emocionados. En el sorteo no hay suerte, pero creo que somos menos los que quedamos sin premio que los que mejoran su bolsa del corredor. De todos modos nosotros hicimos acopio de viandas locales en el mercado del sábado (muy recomendable)
Escribo esta crónica una semana después. El jueves pasado tuve que acortar mi entreno por molestias en la cintilla iliotibial derecha. El viernes descansé y fui al fisio por la tarde. Ayer descansé y hoy he hecho una tapia con Dani y Jose (Gacela de Pueblo Nuevo) muy suavecito. He parado a estirar la cintilla 3 veces y he hecho la segunda mitad del entreno con muchas molestias. En el Urogallo me he puesto hielo 12’ en cada pierna mientras Jose y Dani intentaban darme ánimos y tranquilizarme. Estoy preocupado, pero sobre todo estoy cabreado. Llevaba 11 semanas preparando concienzudamente mi primer maratón, me sentía genial y ahora tengo la sensación de que puedo haberla cagado por meterme esa caña en La Bañeza. O tal vez por haber metido más kilómetros de los que podía asimilar. O por… ¡yo qué sé! Quedan 3 semanas para Valencia.
La primera aún es de carga, con 72K. De momento volveré a ponerme hielo esta tarde otros 10-12’ por pierna en 2 sesiones. Descansaré un par de días y saldré el miércoles a rodar muy suavecito 10 ó 12 kilómetros e iremos viendo. Continuará...
©JorgeGómez
Enhorabuena, Jorge. Por el tiempazo, por poderte lucir ante el elenco femenino que te acompañaba (sobre todo por disfrutar con el mismo) y por haberlo pasado como de deduce de la crónica: en carrera y el fin de semana.
ResponderEliminarEspero que los problemas físicos amainen y te dejen correr (y lo harás bien) el maratón. Lo mereces. Un saludo.
Enhorabuena por la carrera y espero que las puñeteras molestias desaparezcan y tengas una buena continuidad.
ResponderEliminarSalu2
Enhorabuena, Jorge, ha sido una crónica muy entretenida. En cuanto a lo de la cintilla, no le busques motivos, pues las cosan pasan y punto, pasan si haces el maratón en 1h40' y pasa si lo haces en 1h50'. Te aseguro que es así, pasó por que tenía que pasar. Mis dos ultimas lesiones fueron el MAPOMA. En 2.009, acompañe a Alfredo y le hicimos en 3h 59’, y al año siguiente pasó acompañando a Manu la segunda parte del mismo, rodándolo en bastante más de 2h, y me volví a lesionar. Pregunta: ¿me lesioné por ir tan despacio?, no lo se, pero el caso es que sucedió, y además la lesión fue la misma en ambas ocasiones. Por lo tanto, mucho ánimo y suerte en Valencia
ResponderEliminarPda.: Las cosas pasan y punto.
¡Enhorabuena Champion! Impecable redacción y que se quede en nada el tema de la cintilla.
ResponderEliminarEspero que puedas correr el Maratón de Valencia pues lo has preparado muy bien y te lo mereces.
Caso que no... el Maratón de Paella si que podrás y ya habrá otros de asfalto o montaña que correr.
:) :) :)
Alberto 'RunnerChef'
Descanse en paz Manuel
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