Reflexiones desde las Antípodas by Francesco

Son las 4:32 de la mañana cuando alguien me llama. No tengo la menor intención de contestar, ni la fuerza de levantarme para lanzar el móvil contra la pared.
Pasan 20', y no consigo conciliar el sueño. Entonces pienso "a ver quien coño me llama desde España".
ONO.
Sin llegar a hablar con el tele-operador, me acuerdo (eufemismo) de su madre y de otros miembros de su familia. Tras una hora dando vueltas en la cama... La Idea: ¿y si saliera a correr?
Es verdad que luego me espera un intenso día de trabajo pero, por lo menos, así aprovecho el madrugón.
Son las 6 y pocos minutos, cuando salgo de casa.

No es la primera vez que hago algo parecido pero hasta ahora nunca se habían dado las circunstancias para repetir por estos lares.
Llego al parque, y allí descubro un mundo nuevo: hay muchísima gente. Hay tanta gente que parece que estoy en El Retiro, en un soleado (y resacoso) domingo de junio.

Personas de diferente edad, condición psico-física, y clase social, se mezclan bajo el primer Sol de la mañana, el que calienta más el alma que el cuerpo.
En breve la mayoría de ellos llenarán autobuses, oficinas, clases, bares, trenes, despachos, restaurantes, pero ahora todos están unidos a través de un hilo invisible y fuerte a la vez: todos somos Runners.
Poco importa lo rápido que vayamos, o el objetivo que tengamos. En el momento en el que salimos de casa hay un sentimiento inexplicable que nos anima y nos empuja contra las adversidades, la opinión de muchos y, a veces, el sentido común.
Dejo a mi lado árboles, perros, lagos y caballos y cuando 50' después vuelvo a casa me invade una intensa sensación. Creo se trate de felicidad barata y en estado puro, y pienso que incluso una desagradable llamada a la 4:32 se pueda convertir en algo productivo.

©Francesco 'Il Capo' Rosito
12/12/12
Sydney (Australia)